Y ahí estaba. En mi día de compromiso, todos esos invitados vestidos de Prada, Vuitton, Dior. Todas esas mesas con manteles preciosos manteniendo una comida de lujo con esos Santorinis, Carpacho de Katsoulas...todos bebiendo y entablando conversaciones, quizás de sus mansiones, de sus negocios, de lo bonito que está mi piso, o quizás de la alianza que llevo en la mano. Y al otro lado, justo en frente, la alarma de incendios. ¿No era todo esto lo que quería? Y me acordé de ti, de lo que dijistes. Y me di cuenta que no tenía nada de valor para llevarme en caso de incendio, y cuando llegaron esos 60 segundos me di cuenta que tenía todo lo que quería, pero no lo que necesitaba. Y la pulsé, con todas mis ganas, y lo único que vi es como todo se confirmaba ante mis ojos. Lo que necesitaba estaba a 5.000 kilómetros de mi.
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