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miércoles, 22 de diciembre de 2010

¿Qué quieres de mi?

Una de las cosas más difíciles de las relaciones es saber exactamente que quiere el otro de ti o contigo.
Cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía.
Nunca se puede estar seguro de eso y esa incertidumbre genera una especie de angustia.
Y como esa duda nos genera angustia empezamos nosotros a dar respuestas y tratar de adivinar que quiere el otro en realidad.
Asumimos y presumimos, damos una respuesta rápida y avanzamos, tal vez nos equivocamos pero ya no tenemos la angustia de no saber que quieren de nosotros.
El no saber que quiere el otro de ti, te inquieta, te perturba. Por eso nos volvemos desconfiados, nos ponemos a la defensiva, asumimos siempre que las intenciones del otro no son buenas.
No se puede saber que quiere el otro o por qué nos quiere, eso es un eterno misterio.
El bello siente que lo quieren solo por su belleza, el rico por su riqueza, el poderoso por su poder ¿Por qué pensamos tan mal del otro?
Pero si dejáramos de adivinar y le dieramos la oportunidad al otro de demostrarnos que siente, que quiere y por qué nos quiere tal vez nos sorprenderíamos.
¿Qué quiere el otro de mí?
Tocar tu corazón. Tal vez eso es lo que quiere el otro cuando quiere algo de ti.



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