[...]
Mientras se sienta que se ríe el alma,
sin que los labios rían;
mientras se llore, sin que el llanto acuda
a nublar la pupila;
mientras el corazón y la cabeza
batallando prosigan,
mientras haya esperanzas y recuerdos,
¡habrá poesía!
[...]
Hermosa tú, yo altivo; acostumbrados
uno a arrollar, el otro a no ceder;
la senda estrecha, inevitable el choque...
¡No pudo ser!
[...]
...sabe que, aunque invisible, al lado tuyo,
respiro yo.
[...]
...siempre valdrá lo que yo creo que calla
más que lo que cualquier otro me diga.
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