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miércoles, 22 de diciembre de 2010

El despertador.

Te pueden decir un millón de veces que tomar sol sin protector hace mal, pero hasta que no te quemes no lo vas a entender.
Todos le tenemos miedo a las pesadillas…pero hay que tenerle miedo a los sueños felices, porque es de eso de lo que no queremos despertar.
Si eres optimista, un realista te resulta pesimista.
Vivir soñando es como tener una tarjeta visa oro sin límite, y que nunca te llegue la factura.
Si alguien te despierta cuando estás teniendo una pesadilla, se lo agradeces. Pero si alguien te corta un sueño feliz, lo quieres descuartizar y remoler sus pedacitos hasta freirlos.
Somos cenicientas que borramos el número doce de todos los relojes, para que nunca se hagan las doce y la carroza no se nos haga calabaza.
Claramente, todos odiamos al despertador, pero qué sería de nuestra vida sin él...
¿Qué despierta un despertador cuando te despierta? Tus sentidos ¿no? Sales del sueño y empiezas a ver, a escuchar, a oler, a sentir.
Para poder despertar primero hay que desearlo. Luego intentarlo. Y después dejar que ocurra.
Mis amigas me preguntaban ¿Qué te pasa? Y yo les decía…“estoy super dormida”. Sin dudas, necesitaba un despertador.

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