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domingo, 2 de enero de 2011

Cuando menos te lo esperas...

Quizá este condenada a que me beses asi...
Y a no desprenderme de esa dulce sonrisa jamás, esa sonrisa que invadía mi mente todos los días en los que yo tenía uso de razón.
Esa misma que hacía temblar cada nervio de mi cuerpo.
Sí, la misma que me decía que todo estaba en su sitio, que todo estaba bien, que todo era real.
Esa sonrisa que me quitaba el aliento y me llenaba de aire.

Me hundiría en ella con todos mis 5 sentidos.

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